El origen de la Espelta (Triticum spelta) es polémico. Fechas sugeridas para el origen Iraní datan del Neolítico (Edad de Piedra) entre los años 6000 y 5000 AC. Algunos autores discuten la posibilidad de un origen europeo mucho más tardío.
Estudios recientes (2004) confirman que hace 22.000 años ya se elaboraba pan de cebada y pan de espelta en el lago Tiberiades (Israel) (El País, 05-08-2004).
Pudo haber desempeñado un papel muy importante en el primer sistema político del bienestar, establecido en Roma en el año 59 a.C., cuando después de las revueltas por la falta de alimento, el grano de Espelta fue distribuido libremente a los ciudadanos romanos.
Durante la Edad Media, el pan de Espelta, era habitual en la mesa de la aristocracia mientras que la mayoría de la población, comía pan de centeno.
El principal problema que presenta el consumo de este cereal en la actualidad es que, al tener poca capacidad de producción y mucha demanda, su precio es bastante más elevado que el del trigo común.
La Espelta se declara como un antecesor al trigo común (Triticum aestivum). Las variedades modernas del trigo has surgido mediante hibridaciones para ser más fáciles de cosechar, aumentar la producción, así como para obtener calidades panaderas específicas.
La Espelta ha conservado todo de su carácter original. Tras la cosecha, conserva la cáscara que permanece junto con grano, requiriendo un proceso adicional de pelado, en contraposición con las variedades modernas del trigo que pierden su cáscara cuando están cosechadas. Este casco protege el grano de Espelta contra agentes contaminantes e insectos.
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